20100707

Tic; tac.

Tic; tac.

Tic; tac.

Tic; tac.


El gato marca con su brazo imantado los segundos.


Tic; tac.


Pero hoy, más que nunca, creo que podrían ser los últimos.

Quizá sea verdad y nos traiga fortuna.


Vivía con la esperanza de no tener que ser presa de los segundos ni del tiempo, hasta hace poco. Todos, y no se salva nadie, pasamos a ser sus vasallos. Y, más aún, cuando no somos presos del tiempo propio, sino del de la persona amada.

Y tratas de apartar “el final” de tu mente con excusas tan pobres como desesperadas:

- No estamos preparadas

- Somos muy jóvenes para sufrir así

- No se lo merece

- No ha hecho daño a nadie

Etcétera.


Tic; tac.


Tonterías.


La naturaleza está cansada de historias milagrosas con final feliz; quizá por ello sea que usa tanto al azar. Por mucho que grite, que llore, que suplique o me ofrezca como sacrificio humano, pasará lo que tenga que pasar. Pero, aún sabiendo esto, seguimos gritando, llorando… Suplicando.


Tic; tac.


No hay vuelta atrás. Los tictac no vuelven, son definitivos.


No cambian.


Y te das cuenta de que…

Estás a punto de conocer la diferencia entre vivir… Y existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario