20090619

Despedidas.

Todo ha acabado. Doy la vuelta a todo y vuelvo la vista atrás y ahí os veo, ese primer día juntos, las primeras palabras y conversaciones del curso, las primeras caras agradables entre tanto desconocido... Vosotros. Y estábamos destinados a ser una familia.
¿Sabéis? Aún me acuerdo de cada detalle, de la primera tarde que pasé con vosotros, todas las tardes siguientes, vuestros gestos, olores, nuestra compenetración.
Me acuerdo de las dos personas que se sentaban justo delante nuestro, esa increíble y protectora torre, un pilar de sujección. Y de el esmirriado chico de la coletilla que tanto me ayudó y me sigue ayudando en los peores momentos.
Los dos de detrás eran un caso; O se amaban como nadie, o discutían a todas horas, y solía coincidir en clase de sociales, las más. Eso sí, cuando la pequeña tenía un problema, ellos lo hacían desemarse en cuestión de minutos, se desvivían por hacerme sonreír, y me querían.
A dos mesas de distancia por delante, teníamos dos animalitos preciosos... Una mapache, más conocida como cosita gótica achuchable, y un tortuguita rubia, los dos gigantes. Se podía decir que ellos estaban siempre, aunque no te percataras de su presencia, me encantaban y lo siguen haciendo.
En la clase de al lado, había algunos betas perdidos también, que me hacían sonreír en los peores momentos, y en el edificio de al lado se encontraba el ser más cariñoso y más encantador que podías conocer, aquel que se ha acordado de mi tantas tardes y que me ha contado tantos problemas.
Me acuerdo del más especial, como si le estuviera mirando ahora mismo al igual que las seis interminables horas de instituto de cada día. De nuestras intensas, serias, infantiles, interminables y/o bonitas conversaciones. De nuestros piques. De nuestros sueños, quizá irrealizables. Me acuerdo de que le quería, y lo sigo haciendo. De la absoluta sinceridad que teñía nuestras palabras y de la compenetración tan perfecta que a veces teníamos. Y de la complicidad, sobretodo de la complicidad.
Me acuerdo de tantas cosas, que sé que no podré retenerlas mucho tiempo. Solo espero que, con lo que recordamos cada uno, podamos algún día seguir construyendo nuestras historia. Una historia juntos, que por mucho que haya pasado, sigamos teniendo nuestros momentos.
Os quiero más que a nada. Y lo seguiré haciendo, para siempre.

3 comentarios:

  1. ¿Sabes? Crecer es aprender a despedirse, aunque duela ;)

    me gusta tu blog, te sigo :*

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  2. A mi tampoco me gustan las despedidas...y cuando estaba en el instituto me pasaba lo mismo...
    Hace tiempo que comprendí que la gente no me recuerda como yo lo hago. ¿Por qué la vida es así? No lo sé.

    Te sigo!

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  3. Paulette se ha enamorado de tu Blog.

    Bonito.
    Un beso fluorescente,
    ;)

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